LA HISTORIA EN UNA IMAGEN
Artigas, el padre del federalismo
José Gervasio Artigas Arnal, nació en Montevideo el 19 de junio de 1764.
Organizó las Fuerzas Libertadoras en la Banda Oriental y la
"Liga de los pueblos libres" frente al Centralismo. Derrotado, marchó
al exilio en Paraguay y murió el 23 de septiembre de 1850, rodeado de indios y
campesinos.
Felipe Pigna. HISTORIADOR
En 1797 ingresó como soldado de caballería en el regimiento de
Blandengues y en 1806, durante las invasiones inglesas, participó en la
reconquista de Buenos Aires y en la defensa de Montevideo a las órdenes de
Liniers. Pero el oriental no había nacido para estar a las órdenes de nadie y
al producirse la Revolución de Mayo, el entonces capitán Artigas desertó de la
guarnición de Colonia y se puso a disposición del gobierno porteño para
combatir al gobernador español Javier de Elío, que se negaba a reconocer a la
Junta revolucionaria de Buenos Aires.
Artigas fue reclutando un verdadero ejército popular formado
por los gauchos orientales, empobrecidos por la escandalosamente corrupta
administración de Elío. Repartió entre sus paisanos las tierras y los ganados
que les iban "recuperando" a los españoles. Con estas fuerzas, el 18
de mayo de 1811 derrotó a los realistas en el combate de Las Piedras y, puso
sitio a Montevideo hasta que, sorpresivamente y sin consultarlo, el Primer
Triunvirato firmó el 20 de octubre un armisticio con Elío por el cual se
comprometía a retirar las tropas patriotas. Seguido por sus milicianos y la
mayoría de la población oriental, Artigas se retiró hacia Entre Ríos para
reorganizar la lucha.
De todos lados llegaban familias huyendo de la persecución a
ofrecerse para luchar contra los españoles y los portugueses, que habían
comenzado a penetrar desde el norte de la Banda Oriental por pedido de Elío.
Mil carretas y unas 16 mil personas, hombres, mujeres y niños, con sus pocos
ganados y pertenencias, cruzaron el río Uruguay y se instalaron en Ayui, cerca
de la actual Concordia (Entre Ríos) preparados para continuar la lucha. Era el
famoso éxodo del pueblo oriental.
Pero el Primer Triunvirato era poco afecto a las epopeyas
populares y decidió enviar a Manuel de Sarratea para reemplazar a Artigas en el
mando de las tropas orientales. Sólo cuando a fines de 1812, tras la caída del
Primer Triunvirato, Sarratea fue reemplazado por Rondeau, y se le devolvió su
mando a Artigas, los orientales aceptaron unirse a las tropas porteñas para
sitiar Montevideo. Al inaugurarse la Asamblea del Año XIII, la Banda Oriental
eligió sus representantes en un Congreso y, por inspiración de Artigas, les dio
precisas instrucciones de contenido federalista y revolucionario: inmediata
declaración de Independencia, constitución republicana, libertad civil y
religiosa, igualdad de todos los ciudadanos, gobierno central con respeto a las
autonomías provinciales y el establecimiento de la capital fuera de Buenos
Aires. La Asamblea presidida por el centralista Carlos María de Alvear rechazó
los diplomas de los diputados orientales, argumentando que no habían sido
elegidos legalmente.
Era una vil excusa, ya que los únicos delegados elegidos por
voto popular eran precisamente los orientales. La clase alta porteña temía que
la influencia del caudillo oriental y su enorme popularidad se extendieran al
resto de las provincias. Veía en la acción de Artigas un peligroso ejemplo que
propugnaba un serio cambio social.
El reparto de tierras y ganado entre los sectores desposeídos
concretado por Artigas en la Banda Oriental, bien podía trasladarse a la otra
margen del plata y poner en juego la base de su poder económico. El Director
Supremo Gervasio Posadas, tío de Alvear, lo declaró "traidor" y puso
precio de 6.000 pesos a su cabeza. José Artigas fue el primero en plantear
claramente en el Río de la Plata las ideas del federalismo entendiendo que el
reparto equitativo de la riqueza por regiones era una condición imprescindible.
Del otro lado del Río y de la Historia, ponía en práctica la
ley agraria más avanzada que se conozca hasta estos momentos en estos lares del
Río de la Plata. Fundó una colonia agrícola que combinaba las tradiciones
comunitarias de los abipones y guaycurúes del Chaco, tan artiguistas como los
charrúas, quienes ya tenían destinada en propiedad la zona de Arerunguá para su
subsistencia. Para 1814, la popularidad de Artigas se había extendido a varias
de las actuales provincias argentinas, afectadas por la política de libre
comercio y puerto único, promovida por Buenos Aires que arruinaba a los
artesanos y campesinos del Interior. Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones
y Córdoba se unen a los orientales, formando la Liga de los Pueblos Libres.
Como Protector de la Liga, Artigas luchó junto con los jefes litoraleños contra
el centralismo del Directorio.
La liga formó una especie de mercado común regional en el que
se protegía a los productores nacionales y se fomentaba la agricultura a través
del reparto de tierras, animales y semillas. No pagaban impuestos las máquinas,
los libros y las medicinas y derivaba el comercio del Litoral al puerto de
Montevideo. En 1815, Artigas recuperó Montevideo, ocupada hasta entonces por
las tropas porteñas, y convocó en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el 29 de
Junio de 1815 al Congreso de los Pueblos Libres que se reunió en esa ciudad.
Allí estaban los delegados de la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Córdoba,
Entre Ríos y Misiones. Sus primeros actos fueron jurar la independencia de
España, izar la Bandera tricolor -celeste y blanca y con una franja diagonal
roja- y enviar una delegación a Buenos Aires para concretar la unidad.
Diferenciándose del liberalismo económico desenfrenado,
promulgó el 9 de septiembre de 1815 un Reglamento de Comercio que establecía:
"Que todos los impuestos que se impongan a las introducciones extranjeras,
serán iguales en todas las Provincias Unidas, debiendo ser recargadas todas
aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas, a fin de dar fomento a la
industria de nuestro territorio".
En la sesión del 19 de Julio del Congreso de Tucumán, uno de
los diputados por Buenos Aires, Pedro Medrano, previniendo la reacción
furibunda de San Martín, que estaba al tanto de las gestiones secretas encaminadas
a entregar estas provincias, independientes de España, al dominio de Portugal o
Inglaterra, señaló que "antes de pasar al ejército el acta de
independencia y la fórmula del juramento, se agregase, después de 'sus
sucesores y metrópoli'; esto más: 'de toda dominación extranjera', para sofocar
el rumor de que existía la idea de entregar el país a los portugueses".
Medrano sabía que lo de "entregar el país a los portugueses" era
mucho más que un rumor.
El ministro argentino en Río de Janeiro, el inefable y
omnipresente Manuel José García, le había escrito al Director Supremo
Pueyrredón: "Creo que en breve desaparecerá Artigas de esa provincia y
quizás de toda la Banda Oriental. Vaya pensando en el hombre que ha de tratar
con General Lecor". Lecor era nada menos que el jefe del ejército invasor
portugués a quien el Director Supremo de las Provincias Unidas llamaba
"Jefe del Ejército de Pacificación" y le escribía en estos términos:
"En interés recíproco de ambos gobiernos demanda imperiosamente que Artigas
sea perseguido hasta el caso de quitarle toda esperanza de obrar mal a que lo
inclina su carácter". A fines de 1819, la Liga estaba entre dos fuegos;
por un lado los directoriales y por el otro los portugueses. Artigas concibió
un plan militar.
Él atacaría el campamento portugués en Río Grande mientras que
las fuerzas de Entre Ríos y Santa Fe atacarían Buenos Aires. Pero mientras el
caudillo de Santa Fe, Estanislao López y su compañero de Entre Ríos, Francisco
Ramírez, invadían exitosamente Buenos Aires y triunfaban en Cepeda, Artigas era
derrotado por los portugueses en Tacuarembó. Los caudillos firmaron el Tratado
del Pilar, abandonando a su suerte al caudillo oriental. Artigas decidió unir
sus escasas fuerzas con las de Corrientes y Misiones. Entró en Entre Ríos
dispuesto a someter a Ramírez, pero fue derrotado definitivamente en Las
Huachas y debió marchar hacia el exilio en el Paraguay. Allí vivió
humildemente, bajo la protección de los sucesivos gobernantes paraguayos,
Gaspar Rodríguez de Francia y Carlos Antonio López. Habitó en una modesta
chacra donde vivió en el ostracismo por 30 años. Murió el 23 de septiembre de
1850, rodeado de indios y campesinos que lo llamaban en guaraní Caraí
Marangatú, ni más ni menos que el Padre de los pobres.
NOTA:
edant.clarin.com
FOTO:
identidadcultural
PD: ES IMPORTANTE QUE TODOS LOS ARGENTINOS
CONOZCAMOS Y RECONOZCAMOS LA IMPORTANCIA DE
ARTIGAS EN LA CREACION DE NUESTRA PATRIA.
¡GRACIAS PROCER DEL RIO DE LA PLATA!
Opinión de catrielpampa45