lunes, 28 de agosto de 2017

COLECTIVEROS DEL AYER


En esta magnífica foto vemos todo lo que daba lugar al tradicional cobro del pasaje: a la izquierda, bajo las palanquitas que accionan las puertas, la caja para colocar los billetes. A la derecha la boletera, montada con su aplique de luz correspondiente, (para los viajes nocturnos), dos monederos y la caja con cuna de goma, con divisiones para las monedas de distintos valores. Se ven también los rollos de boletos de repuesto. Foto aviso del concesionario Aguirre Mastro, de la decada de 1980.

Era impresionante la multiplicidad de tareas de los choferes de colectivos, manejar, (hacer los cambios manualmente, con los tres pedales embrague, freno y acelerador) cortar boletos, recibir dinero y dar vuelto, (tanto de billetes como de monedas) controlar planillas de secciones, cumplir horarios, etc.

Verdaderamente es extraordinario recordar y homenajear a los colectiveros del ayer que llevaban  la pesada tarea que mencionamos anteriormente que no tiene nada que ver con las actuales, (dos pedales solos, freno y acelerador, caja automática y una máquina digital para marcar los distintos costos del pasaje que se abonan con la tarjeta Sube en un visor sujetado a uno de los caños del colectivo.

NOTA: sobre una idea de una nota de BusARG.ar
FOTO: BusARG.ar



sábado, 26 de agosto de 2017

viernes, 18 de agosto de 2017

EL GRABADOR GELOSO

EL GRABADOR GELOSO

Publicado el 22 de Febrero de 2017 por Carlos Araujo

El Geloso, fue un grabador de cinta abierta aparecido en Buenos Aires en la década del cincuenta.

Era pequeño, sencillo y limitado en sus posibilidades. Tenía dos velocidades: 4.5 cm y 9.0 cm por segundo, con carretes pequeños, lo que aseguraba emisiones de corta duración.

Fue la primera experiencia que viví, sin conocimientos previos y dispuesto a grabar de todo: recuerdos de familia, música, textos de estudio, etc. Lo compré en cómodas cuotas , única posibilidad de tener acceso al mismo. Su llegada fue todo un éxito.

Los familiares cercanos dejaron registrada su voz y sus cantos, recibiendo una aguda sorpresa al escucharse por primera vez. Era muy distinta la percepción que cada uno tenía de su propia voz. La diferencia era muy notoria y una pregunta se repetía:-¿ Ésa es mi voz?, Qué distinta- decían.

Como no disponía de un cable adecuado para grabar directamente desde la fuente emisora, grababa con los sonidos ambientales. Un día de tormenta, estaba registrando música de Chopin, que se emitía por la radio. La grabación fue una verdadera sorpresa ya que la conjunción de ambos sonidos, la música de Chopin y la lluvia, se amalgamaron para lograr una grabación original, impensada y atractiva.

La modestia de este primer modelo de Geloso, me permitió grabar cintas con música ambiental, que me acompañaron durante muchas horas en el estudio y el trabajo, en ese Buenos Aires que se fue.

Nota y foto: el buenos aires que se fue -blogs.monografias.com