viernes, 8 de febrero de 2013

UN POETA CON MAYUSCULA

ARIEL PETROCELLI

Ariel Petrocelli nació en Campo Santo (Salta)  Argentina, el 11 de agosto de 1937 y su vinculación con la poesía nació desde edad muy temprana. Estudió con los salesianos y más tarde se recibió de maestro en la Escuela Normal de Salta.

Petrocelli es considerado uno de los mayores poetas del folklore argentino y por eso integra la antología de los cinco poetas fundamentales del cancionero argentino. (entre los que estaban, Davalos, Castilla, leguizamón y Perdiguero) según pude investigar a través de internet.

Había una ambiente que se daba en Salta y que concluyó con la gran fuerza que tuvo la generación del 60 declaró en una oportunidad.

Cabe destacar que además de ser un extraordinario poeta, fue un excelente ser humano y junto a Isamara a quien conoce en Cachi y que seria su compañera para toda la vida recorrieron un largo camino sembrando canciones para muchas generaciones que tuvieron la suerte de escucharlos.

La biografía de este gran poeta del folklore y la literatura Argentina es muy extensa por eso nos remitiremos solamente a decir que se encuentran entre sus composiciones verdaderas joyas literarias de las cuales y como un humilde homenaje desde este blog, les dejamos la siguiente como una prueba de su profunda inspiración:

Cuando tenga la tierra

Cuando tenga la tierra
Sembraré las palabras
Que mi padre Martín Fierro
Puso al viento.

Cuando tenga la tierra
La tendrán los que luchan
Los maestros, los hacheros,
Los obreros.

Cuando tenga la tierra
Te lo juro semilla
Que la vida
Será un dulce racimo
Y en el mar de las uvas
Nuestro vino
Cantaré, Cantaré.


Cuando tenga la tierra
Le daré a las estrellas
Astronautas de trigales
Luna nueva.

Cuando tenga la tierra
Formaré con los grillos
Una orquesta donde canten
los que piensan.

Campesino, cuando tenga la tierra
Sucederá en el mundo
El corazón de mi mundo
Desde atrás, de todo el olvido
Secaré con mis lágrimas
Todo el horror de la lástima
Y por fin te veré, campesino
Campesino, campesino, campesino
Dueño de mirar la noche
En qué nos acostamos
Para hacer los hijos

Campesino
Cuando tenga la tierra
Le pondré la luna en el bolsillo
Y saldré a pasear con los árboles
Y el silencio
Y los hombres y las mujeres conmigo

Cantaré, Cantaré.

Ariel Petrocelli y Daniel Toro

NOTA: Ricardo Juan Sabugo
FOTO: diarioveloz.com

martes, 5 de febrero de 2013

UN CUENTO CON DUDAS


S U I C I D I O

Estaba decidida, llevaba en su cartera, las pastillas para dormir
que había comprado esa misma tarde en la farmacia, la noche era
fría, la lluvia moderada, caminaba cubriéndose con su paraguas
pegada a la pared, al llegar a la esquina se guareció bajo el balcón
del almacén.
Miraba la avenida a la espera del colectivo o de algún taxi perdido,
deambulando a esa hora de la madrugada.
La voz surgió de la nada:
-¿hace mucho que esperas el colectivo?
Se asustó, pensó en un asalto o en algo peor, se repuso rápidamente y contestó:
-No, hace apenas unos minutos.
-Si viene un taxi, ¿lo compartirías conmigo?, dijo el.
-¿Por qué no?, contesto ella.
-Adonde vas? le preguntó.
Ella contesto: -A todas y a ninguna parte.
Un momento después, apareció un taxi muy iluminado, que brillaba
aún más, por la lluvia, debajo de la luz de la calle.
Subieron: - derecho veinte cuadras, dijo el.
Llegaron, la casona era antigua, de dos pisos, parecía abandonada.
- Ya que no sabes adonde ir, por lo menos esta noche la pasarás
conmigo.
Entraron: - Vos dormirás arriba y yo aquí en este viejo sofá.
-¿ Me podes traer un vaso con agua mientras voy al toilette?, tengo
que tomar unos remedios.
El al quedarse solo, revisa rápidamente su cartera, encuentra el frasco y cambia las pastillas, por unas de menta que se le parecía bastante.
Ella regresa, toma el vaso y cuando va subiendo la escalera, le da las buenas noches.
El la mira sonriente y le dice:
- Mañana nos vemos.
A la mañana siguiente ella se despierta y al lado de su cama encuentra un desayuno bien servido, adornado con flores, y un sobre con una nota, lo abre lentamente y lee, para vos, que aunque anoche no creías en nada, me diste la oportunidad de ser tu ángel.

Ricardo Juan Sabugo
       25-11-1996