jueves, 25 de junio de 2015

A 60 AÑOS DE UNA VERGUENZA




UNA VERGÜENZA PARA LA HISTORIA ARGENTINA

Se cumplen 60 años del bombardeo a la Plaza de Mayo

 

 

Con la insignia de Cristo Vence pintada en sus alas (una cruz montada sobre una V), 34 aviones piloteadas por marinos se abalanzaron a partir de la 13.40 sobre la Casa Rosada, la Plaza de Mayo -donde debía realizarse un acto convocado por el gobierno- la CGT, y la residencia presidencial, los marinos sublevados contra Perón bombardearon y ametrallaron a cuanta persona transitaba a pie o en transportes públicos por los alrededores de la Plaza de Mayo.

El ataque aéreo con 14 toneladas de explosivos causó más de 350 muertes y 2000 heridos.


El 16 de junio de 1955 fue  una jornada sangrienta que por acción de militares de la Marina y la Aeronáutica, generó muerte y desolación en la mítica Plaza de Mayo, atacando criminalmente al pueblo indefenso que circulaba por la ciudad.

Un bombardeo aéreo tuvo como objetivo asesinar a Juan Domingo Perón, presidente argentino que enfrentaba el rechazo de la Iglesia Católica, la Sociedad Rural y sectores
de las Fuerzas Armadas.
El 16 de junio de 1955 sólo es recordado en la Argentina por peronistas.
Sectores presuntamente democráticos se niegan todavía hoy a condenar aquella masacre

Tras el bombardeo, quedaron restos humanos esparcidos en las calles, cuerpos mutilados, hierros retorcidos, escombros y el horror de una violencia inusitada que indicaba que el odio había quebrado mínimos códigos humanos.

Pese a que fueron reparadas, todavía hoy se aprecian las marcas de las metrallas sobre el granito que reviste las paredes del Palacio de Hacienda

El Ejército era leal a Perón y logró controlar la situación; pero cientos de argentinos ya habían sido asesinados por los golpistas en una jornada luctuosa para el país.
Cuando el ataque cesó, el gobierno intentó evitar por todos los medios cualquier represalia, pese a que grupos peronistas incendiaron iglesias. Con escasas y leves condenas a sus cabecillas, los golpistas se reorganizaron para dar el zarpazo definitivo.


Tres meses después, el 16 de setiembre de 1955, Juan Domingo Perón fue derrocado y se abrió un período de 18 años de proscripción durante el que los peronistas no podían participar de elecciones, cantar su marcha, ni mostrar sus símbolos.

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