BARQUILLOS CROCANTES
El barquillero empieza a girar la ruleta de la barquilla e intenta captar la atención de los caminantes para que prueben suerte con el juego.
La ruleta da vueltas y apunta a los distintos números, el barquillero avisa: ¡ no va más!, y cuando en el juego hay más de un participante, el que saca el menor número paga todos los barquillos, mientras que si sólo juega uno, éste tras pagar una cantidad puede llevarse un barquillo por jugada si la suerte le sonríe.
Los barquillos se elaboran en hornos y están compuestos de masa de trigo endulzada con azúcar o miel. Al carecer de levadura y por la forma de barco del molde, el dulce adquiere forma plana y fina, de ahí su nombre.
Con el tiempo, la forma cambió a la cilíndrica actual, y surgieron también otros tipos de barquillos aromatizados con canela o limón.
¡Al rico barquillo para los niños! El barquillero, con su inconfundible acento, vocea a los cuatro vientos las excelencias de sus barquillos: ¡Barquillos de canela y miel, que son buenos para la piel! Esta estampa, muy popular en el siglo XIX y a comienzos del XX, ha ido desapareciendo paulatinamente de nuestras calles.
Pese a todo, podemos encontrarnos aun hoy con alguno de ellos en distintos lugares de la ciudad de Buenos Aires.
FOTO BARQUILLERO: madridfotoafoto.blogspot.com
FOTO BARQUILLOS: medioenelaula.blogspot.com
NOTA: Ricardo Juan Sabugo
No hay comentarios:
Publicar un comentario